El Afloramiento costero

Un afloramiento es un ascenso de aguas profundas que proceden del fondo marino y llegan a la superficie. Estas aguas son frías y están cargadas de nutrientes.

Durante la primavera y el verano, épocas del año en las que hay más horas de luz solar, se favorece la proliferación del fitoplancton (algas microscópicas que viven en las capas superficiales) que supone una ingente cantidad de alimento para pequeños organismos que a su vez serán pasto de los grandes depredadores.

Los afloramientos son de vital importancia, ya que durante la primavera y el verano el calentamiento de las aguas superficiales hace que adquieran menor densidad y por tanto no se mezclen con las aguas profundas.

Cuando el fitoplancton agota los nutrientes, si no se produce una renovación de esas aguas comienza a disminuir su cantidad, por tanto empieza a escasear la comida que sustenta toda la cadena trófica y se produce una disminución en la densidad de peces en las zonas costeras.

El fenómeno es sencillo; el viento ejerce un esfuerzo deformador sobre la superficie del mar, en el mismo sentido en que sopla. Inmediatamente y debido al efecto de rotación de la tierra sobre los cuerpos en movimiento relativo a ella, actúa la Fuerza de Coriolis en dirección normal al movimiento, causando que el flujo se dirija a la derecha de la dirección del viento en el Hemisferio Norte.

Por influencia de las altas presiones, se generan vientos de componente este en el Cantábrico y con componente norte en la costa atlántica de Galicia. Estos vientos producen los afloramientos, ya que desplazan el agua costera superficial hacia el interior del océano y el espacio dejado por ésta es ocupado por aguas profundas frías y cargadas de nutrientes.

Se suele pensar que el Nordeste enfría el agua, pero técnicamente lo que hace es cambiar un agua caliente por otra fría y rica en nutrientes que favorecen la vida. Por el contrario, cuando por largo tiempo dominan las bajas presiones, se producen vientos de componente oeste y sur, que favorecen el efecto contrario, es decir, el apilamiento de agua superficial contra la costa y el empobrecimiento de las aguas.